1. A menudo, cuando alguien me pregunta por qué estoy tan enfadado o tan triste,
respondo –o me digo a mí mismo- que no lo estoy.
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2. Cuando las personas que tengo a mi alrededor me preguntan por qué he tratado tan
mal o con tanta brusquedad a alguien, a menudo no considero que lo haya hecho.
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3. Con frecuencia –más de un par de veces al mes- el ritmo de mi corazón se desboca o
mi pulso se acelera, y no tengo ni idea del porqué.
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4. Cuando observo a alguien que sufre, siento ese dolor yo mismo, tanto emocional
como físicamente.
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5. Por regla general, estoy tan seguro de cómo me siento que puedo expresar mis
emociones con palabras.
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6. A veces noto dolores y molestias, y no tengo ni idea de dónde vienen.
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7. Me gusta quedarme quieto y relajado un rato, el tiempo suficiente para sentir qué
sucede dentro de mí.
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8. Creo que habito mi cuerpo y me siento a gusto en mi cuerpo.
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9. Estoy mucho más orientado al mundo exterior y son muy pocas las ocasiones en que
tomo en cuenta lo que le ocurre a mi cuerpo.
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10. Cuando hago ejercicio, soy muy sensible a los cambios que ocurren en mi cuerpo.
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